El ‘sí, cariño’ más rentable: marido gana Powerball por obedecer a su mujer

El 'sí, cariño' más rentable: marido gana Powerball por obedecer a su mujer
Un hombre de Maryland ganó 50.000 dólares en el Powerball gracias a seguir al pie de la letra las instrucciones de su mujer. Ella le indicó la tienda específica para comprar el boleto y, aunque dudaba del lugar, su instinto o la pura obediencia del marido resultaron en un golpe de suerte que les cambiará las facturas, ¡y la vida!
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En un giro de los acontecimientos que haría que más de uno empezara a escuchar con atención a su pareja, un señor de Maryland, cuyo nombre se mantiene en el anonimato (probablemente para evitar que el resto de maridos le pidan consejo), se ha convertido en la envidia de muchos tras ganar nada menos que 50.000 dólares en el sorteo del Powerball.

La clave de su éxito no fue ni un sistema infalible ni un pálpito cósmico, sino una directriz muy clara de su esposa. Resulta que su media naranja le pidió expresamente que comprara el boleto de lotería en un 7-Eleven muy concreto en Ellicott City. Y aquí viene lo bueno: la señora, aunque le insistió en el lugar, confesó que ella misma dudaba de que ese establecimiento trajera buena suerte. Un clásico, ¿verdad? Esa mezcla de intuición femenina y escepticismo que a veces nos vuelve locos, pero que, en esta ocasión, ha salido redonda.

El protagonista de nuestra historia, ni corto ni perezoso, hizo exactamente lo que le pidieron. Ni preguntas, ni objeciones, simplemente se dirigió al 7-Eleven indicado y adquirió su boleto. «Hice lo que me dijeron», comentó él, con esa sencillez que esconde un golpe de genio (o de suerte, según se mire). Poco después, al revisar los resultados del sorteo, la cosa se puso interesante. Nuestro hombre comprobó su boleto en el coche, y al principio, pensó que había ganado una cantidad modesta, de esas que te alegran el día pero no te cambian la vida. Sin embargo, una segunda ojeada (o quizás una tercera, de esas que haces por si acaso) reveló que los números coincidían con cuatro bolas blancas y el Powerball, ¡lo que se traducía en la friolera de 50.000 dólares!

La reacción de la esposa, al enterarse de la noticia, no se hizo esperar. ¿Agradecimiento efusivo? ¿Un abrazo de película? Sí, quizás, pero lo primero que salió de su boca fue un glorioso y rotundo «¡Te dije que fueras allí!». Y es que hay victorias que, además de dinero, traen consigo la dulce satisfacción de la razón.

Con esta inesperada fortuna, la pareja planea saldar algunas facturas pendientes (adiós, preocupaciones) y destinar el resto a ahorros. Una lección de vida (y de matrimonio) para todos: a veces, la obediencia tiene premio, y a veces, la intuición de tu pareja vale su peso en oro. O en 50.000 dólares, que no está nada mal.