La solución más británica: Pintan plaza de minusválidos alrededor de un coche mal aparcado

La solución más británica: Pintan plaza de minusválidos alrededor de un coche mal aparcado
Un suceso insólito en Huddersfield, Reino Unido, dejó a todos boquiabiertos. Trabajadores del ayuntamiento, enfrentados a un coche mal aparcado en doble línea amarilla, decidieron no complicarse. En lugar de remolcarlo, simplemente pintaron la nueva plaza de aparcamiento para personas con movilidad reducida ¡alrededor del vehículo! Una muestra de surrealismo burocrático que se hizo viral.
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¿Quién dijo que la burocracia y el ingenio no podían ir de la mano, aunque fuera de la forma más disparatada? Pues bien, en Huddersfield, una localidad con encanto en West Yorkshire, Reino Unido, nos regalaron hace un tiempo una escena que bien podría ser de una comedia de enredo. Y es que el ayuntamiento local, o más bien uno de sus subcontratistas, demostró tener una paciencia, o una lógica, de otro mundo.

Imagina la situación: un coche, un Volkswagen Polo para más señas, aparcado donde no debía, concretamente en doble línea amarilla. Y para colmo, justo en el lugar donde estaba previsto pintar una flamante plaza de aparcamiento para personas con movilidad reducida. ¿Qué hace uno ante tal impedimento? La lógica nos diría que lo más sensato sería llamar a la grúa, intentar localizar al dueño o, como mínimo, posponer la tarea un ratito. Pero no, amigos, en Huddersfield optaron por la vía… creativa.

Los operarios, ni cortos ni perezosos, decidieron que el plan se ejecutaba sí o sí. Así que, con brocha en mano y un pulso envidiable, procedieron a pintar la plaza azul con su característico símbolo blanco… ¡alrededor del coche! Sí, como lo oyes. El pobre Volkswagen Polo se vio, de la noche a la mañana, convertido en el centro de atención de una plaza de aparcamiento incompleta, o más bien, con un ‘agujero’ en medio. Las fotos del suceso, por supuesto, no tardaron en circular y dejar a los vecinos con la boca abierta y una buena dosis de carcajadas.

Desde el Ayuntamiento de Kirklees, responsables de la zona, confirmaron la surrealista escena. Una portavoz explicó que el coche estaba aparcado ilegalmente y que el contratista optó por seguir adelante con los trabajos, con la promesa de completar el pequeño trozo restante una vez que el Polo se dignara a desaparecer. Lo más curioso del asunto es que el coche aguantó ahí, tan pancho, durante tres días, dejando a la ‘obra de arte’ burocrática al descubierto para disfrute de todo el que pasara.

Este episodio, que rápidamente se hizo viral, generó un buen debate sobre la eficiencia, el gasto público y, por qué no decirlo, el humor involuntario que a veces nos regalan las instituciones. Sin duda, una historia que nos recuerda que, a veces, la realidad supera con creces a la ficción, y que la imaginación, incluso en el mundo de las señales de tráfico, no tiene límites.