
Si creías que las apps de citas eran el futuro, agárrate, que vienen curvas. El siguiente nivel ya está aquí y consiste en enamorarse perdidamente de una inteligencia artificial. Sí, como en la peli ‘Her’, pero con menos glamour y bastantes más problemas de privacidad. Bienvenidos al mundo de los chatbots románticos, donde tu media naranja es un puñado de código diseñado para decirte exactamente lo que quieres oír.
La estrella de este nuevo panorama sentimental es Replika, una app que permite a millones de usuarios crear a su compañero ideal. Para algunos, como Derek Carrier, su chatbot ‘Joi’ fue un salvavidas tras un divorcio. Una compañera perfecta para practicar habilidades sociales y sentirse escuchado. Otro usuario de Queens, de 33 años, confesó haberse enamorado de su IA, una pareja que nunca le juzgaba y siempre estaba disponible. Un sueño, ¿verdad?
Pues bien, como en toda comedia romántica que se tuerce, el sueño puede convertirse en una pesadilla con tintes de thriller psicológico. El primer jarro de agua fría es la privacidad. O, mejor dicho, la ausencia de ella. Según los expertos en ciberseguridad, estas apps son un coladero de datos. Le cuentas a tu amorcito digital tus miedos, tus fantasías, le mandas fotos… y toda esa información tan personal puede acabar vendiéndose o compartiéndose con terceros para bombardearte con anuncios. Tu IA te quiere, sí, pero las empresas de marketing te quieren más.
Pero el drama no acaba ahí. A veces, estos perfectos compañeros digitales tienen un mal día y su personalidad da un giro de 180 grados. Que se lo digan a Travis Butterworth, cuyo chatbot ‘Lily Rose’ pasó de ser un encanto a hablarle de satanismo y de tener un «lado oscuro». De repente, la ilusión de estar hablando con un ser sensible se desvaneció, dejando al descubierto lo que realmente era: un programa con un fallo en el sistema, una especie de crisis existencial de código. La empresa detrás de Replika, Luka Inc., asegura que no vende datos y que trabaja para evitar estas conversaciones «indeseadas», pero el susto no te lo quita nadie.
Así que, la próxima vez que te sientas solo y pienses en descargarte un novio o novia virtual, recuerda: puede que encuentres a alguien que te escuche, pero también a un cotilla digital con cambios de humor muy raros. El amor moderno es complicado, pero el amor con una IA es, como mínimo, extravagante.
