
La vida en una prisión de máxima seguridad de Nashville, Tennessee, acaba de recibir un toque… digamos, exótico. Olvídense de los cigarrillos o las navajas de contrabando; aquí estamos hablando de un servicio VIP por dron que incluía, atención, ¡patas de cangrejo! Sí, han leído bien. Mientras uno esperaría que un dron traficara con lo de siempre, estos «emprendedores» del aire decidieron que la dieta carcelaria necesitaba un empujón gourmet.
La historia, que parece sacada de una comedia negra, ocurrió el pasado 1 de noviembre en la Institución de Máxima Seguridad de Riverbend. Un ojo avispado de la seguridad detectó algo inusual volando sobre el recinto: un dron con un paquete muy particular. Cuando los agentes recuperaron el botín, se encontraron con un auténtico surtido para una noche de «lujo» entre rejas: 17 gramos de marihuana, 2,75 gramos de metanfetamina y… ¡un buen puñado de patas de cangrejo! Porque si vas a arriesgarte a volar un dron cargado de sustancias ilegales, ¿por qué no añadir un marisco de temporada para la experiencia completa?
Inmediatamente, la atención se centró en dos internos, Raymond Johnson y Jesse Owens, quienes fueron vistos interactuando con este peculiar servicio de entrega aérea. Las autoridades creen que ellos eran los afortunados destinatarios de este festín volador. Aunque la investigación está en curso y la División de Investigación de Tennessee (TBI) ya está metida en el asunto, estos dos ya tienen un buen lío encima, y probablemente no precisamente por la ración extra de proteínas marinas.
La película no termina aquí. Mientras los agentes se hacían con el «catering» y las drogas, también observaron una camioneta SUV blanca merodeando por las cercanías de la prisión, la cual se sospecha que era el centro de operaciones del dron. Al ser detectados por la policía, el vehículo emprendió una huida digna de Fast & Furious, sin que se haya realizado ninguna detención hasta el momento en relación con los pilotos a distancia. Parece que la policía tendrá que seguir pescando en otras aguas para dar con ellos.
Este incidente no es un caso aislado, y es que los drones se están convirtiendo en la nueva «paloma mensajera» de la delincuencia organizada en las prisiones. Por eso, el Departamento de Correccionales de Tennessee ya está poniendo las pilas, invirtiendo en nueva tecnología para detectar y deshabilitar estos aparatos voladores que, como hemos visto, no solo transportan drogas, sino también caprichos culinarios. Al fin y al cabo, ¿quién no querría unas patas de cangrejo fresquitas mientras cumple condena? Bromas aparte, el incidente subraya un serio problema de seguridad que las prisiones deben abordar con ingenio… y, quizás, algún sistema antidron que huela a marisco.
